13 mar 2012

VIENTO EN POPA...

¡La maternidad va tomando forma! Esta semana hemos terminado todas la parte de fontanería y queda poco para acabar con puertas y ventanas. Todo se suma al traslado del generador que usamos para el quirófano, lo que nos permitirá abrir dos habitaciones individuales que ahora tenemos cerradas por temas de ruidos y olores.

¡Hasta el agua corre que da gusto!
Aparte de estos trabajos, tenemos a dos electricistas dando el callo como borricos, nos van a dejar la instalación como nueva. Además están formando a Víctor, un chaval que acaba de empezar con nosotros y se encarga del mantenimiento en general. De esta manera, cuando se vayan podremos confiar en él para los arreglos que surjan.

Esta nueva instalación nos permitirá reducir al máximo el uso del generador, el cual ponemos en marcha siempre que se utiliza el quirófano, así que nos ahorraremos bastante en gasoil.


Y aparte de los temas laborales, Kribi sigue siendo de lo más acogedor. El jueves celebramos el día de la mujer de una forma muy curiosa. Las mujeres prepararon comida y bebida y los hombres fuimos a mesa puesta. Algo no nos cuadraba a los europeos presentes en la cena, pero ya sabes; donde fueres, haz lo que vieres.

Evaluando por encima las dos semanas que llevo aquí, sólo veo un factor cercano a lo negativo. Y es que, desde que llegué a Kribi, he pasado por el hospital todos los días. Por ahora no es nada malo, en algunas ocasiones ha sido cosa de un rato, pero si vas a pasar un año dedicado a un proyecto como este, tienes que reservarte una parte de tu tiempo. Para ser sinceros, esto hay que entenderlo como algo circunstancial. Además del tiempo para adaptarse y conocer bien cómo funciona todo, hay que esperar a que terminen las obras. Por ahora estamos atravesando momentos de mucho trabajo, pero no será así todo el año. Una vez inaugurada la maternidad, tendré más tiempo libre y podré desconectar con más facilidad.

Por lo demás, todo sigue bien, mejor de lo que me esperaba antes de llegar. No me canso del pescado a la brasa ni de la cerveza camerunesa, y aunque apenas he tocado la noche, cuando he salido me lo he pasado teta. Es cierto que algunas personas se te acercan sólo para que les invites a una cerveza, pero rara vez se ponen pesados. En este sentido, me he decantado por el ataque como mejor defensa; cuando veo venir a alguien con ganas de gorronear, le pido que me saque una 33 Export y hacen el moonwalk, se van por donde han venido. Funciona siempre. Eso sí, me han ofrecido cenas y cervezas en bastantes ocasiones, la mayoría de la gente se da cuenta de que si trabajas sin sueldo no puedes andar invitando como si fueras Tony Montana.

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